Hay una tapa que siempre la pido por los bares y rara vez me deja satisfecha porque muchas veces no se hace con el cariño que merece: las patatas bravas. Para mi es la reina de las terrazas, la mejor compañera de la cerveza. La clave sin duda está en como se fríen las patatas y en la salsa, cuestión de gustos. Yo prefiero que la patata este crujiente por fuera y tierna por dentro, que la salsa sea un alioli casero o de calidad y admito unos toques de ketchup.
Os dejamos la receta que triunfa en casa:
Ingredientes: 3 ó 4 patatas medianas para freir, una yema de huevo, ajo, aceite, sal maldon y pimentón ahumado "La Chinata".
Majamos el ajo (sin alma) en el mortero, bien picadito. Le añadimos la yema limpia de cualquier resto de clara. Y a remover.
Empezamos con el aceite. Hay que incorporarlo poco a poco, un crujidito (yo lo oigo) nos indica que la mezcla va bien ligada, no hay que correr, es mejor un hilillo que echemos mucho aceite y se nos desligue.
Esto empieza a tomar forma... Lo véis, llegados a este punto es muy difícil que salga mal... pero como todo es posible, no bajéis la guardia y a removerrrrr
Para relajar el brazo (que a estas alturas debe estar más rígido que el palo de la escoba) vamos friendo las patatas, aceite muy caliente.
La prueba irrefutable que el alioli está a punto, voilà!
Sólo queda mezclar los ingredientes, añadir un poco de sal maldon y el pimentón (dulce o picante) ahumado, y algún chorrito de Ketchup. Bon appetite!!!
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